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Los y las jóvenes que ni estudian ni trabajan en Quebec (Canadá): un caso paradigmático para comprender las transformaciones estructurales del mercado de laboral
Resumen: Las profundas transformaciones estructurales del mercado laboral –ya sean tecnológicas, organizacionales, asociadas a la producción y al medioambiente, o incluso a nuevas modalidades atípicas de actividad, empleo o a la disminución de la seguridad y los derechos laborales (Mercure y Vultur, 2019)–, cuestionan el modelo dominante de empleo, en tanto norma social y estadística, su impacto, su significado para los individuos, pero también las categorías administrativas, institucionales y políticas que las abordan. Este artículo se focaliza en la categoría NINI, “ni estudian ni trabajan”, utilizada para caracterizar la situación de jóvenes al margen de las actividades generalizadas de empleo y educación durante esta etapa de la vida. Por su heterogeneidad y vaguedad, dicha categoría constituye un caso paradigmático para comprender las transformaciones estructurales del mercado de trabajo, reflejadas tanto en las trayectorias sociolaborales y educativas de dichos y dichas jóvenes, en la resistencia subjetiva a las normas de empleo que las mismas revelan, y en los desafíos que la categorización de esas trayectorias crean a las políticas públicas y al conocimiento. Los resultados provienen de una investigación cualitativa realizada con 81 jóvenes de 17 a 34 años que viven en Quebec (Canadá) y que han experimentado al menos un período NINI de un año o más. Los mismos ponen en evidencia las trayectorias biográficas, actividades, decisiones, dificultades y desigualdades sociales que las atraviesan, permeables a una multiplicidad de cambios en el empleo, que contrasta con la visión estática, binaria y negativa impuesta a través de la categoría NINI.
Palabras clave: Jóvenes, NINI, Trayectoria, Empleo, Acción Pública.
Young People Who Neither Study Nor Work in Quebec (Canada): A Paradigmatic Case for Understanding Structural Transformations in the Labor Market
Abstract: The profound structural transformations of the labor market—whether technological, organizational, related to production and the environment, or involving new atypical forms of activity and employment, as well as the decline in security and labor rights—challenge the dominant employment model. This model, as a social and statistical norm, raises questions about its impact and significance for individuals, as well as the administrative, institutional, and political categories that address these issues. This article focuses on the NEET category, "Not in Education, Employment, or Training," used to characterize the situation of young people who are disengaged from typical employment and educational activities during this stage of life. Due to its heterogeneity and vagueness, this category serves as a paradigmatic case for understanding the structural transformations of the labor market. It is reflected in the socio-labor and educational trajectories of these young individuals, their subjective resistance to employment norms, and the challenges that categorizing these trajectories poses for public policies and research. The results come from a qualitative study conducted with 81 young people aged 17 to 34 living in Quebec, Canada, who have experienced at least one NEET period of one year or more. The findings reveal their biographical trajectories, activities, decisions, challenges, and social inequalities, which are influenced by various changes in the labor market. This contrasts sharply with the static, binary, and negative view imposed by the NEET category.
Keywords: Youth, NEET, Trajectory, Employment, Public Action.
1. Presentación del problema
A principios del siglo XXI, el mercado laboral sigue sujeto a profundos y rápidos cambios estructurales. Las nuevas lógicas del capitalismo, reflejadas en particular en la emergencia de tecnologías digitales (Vultur, 2023) y en formas de gestión basadas en la subjetividad del trabajo (Mercure y Bourdages-Sylvain, 2017), conducen a una redistribución y segmentación de la mano de obra, a través de la desaparición, la creación y la reorganización de determinados empleos (Bernier, 2021). Las formas atípicas y los estatus del trabajo se diversifican, las seguridades y los derechos laborales se reducen, a menudo acompañados del empobrecimiento de los/as trabajadores/as (Pires de Sousa y Noiseux, 2013). Además, las desigualdades tienden actualmente a multiplicarse (Dubet, 2000), como resultado de la persistencia de las desigualdades clásicas basadas en el género, el origen étnico-cultural, el nivel de educación o la categoría profesional (Yerochewski y Fortier, 2013; Lechaume, Fleury y Prévost, 2022; Kamanzi, 2019), y de desigualdades “fractales” o intracategoriales en el empleo (Vultur y Bernier, 2013). Estas últimas se revelan también en términos de temporalidades, a través de la resistencia de los sujetos a las nuevas normas temporales en el trabajo, o de la posibilidad de reapropiarse su tiempo de vida en general (Bouffartigue, 2012), pero también a través de la evolución de las representaciones, valores y disposiciones subjetivas respecto a la actividad, el trabajo y el empleo (Mercure y Bourdages-Sylvain, 2021). Por otra parte, una proporción significativa de dichas transformaciones afecta a las nuevas generaciones que se incorporan al mercado laboral, las cuales se encuentran a la vez a la vanguardia de las innovaciones sociales, técnicas y culturales y en el centro de nuevas fuentes de vulnerabilidad (Longo y Vultur, 2024). Esto se aplica al caso de los jóvenes en Canadá y particularmente en la provincia de Quebec, en un contexto actual de escasez de mano de obra acentuado por la pandemia. A pesar de la importante contribución de los/as jóvenes al mercado laboral durante varias décadas, con tasas de actividad y de empleo muy elevadas desde la adolescencia, el grupo de 15 a 34 años se enfrenta a importantes retos en términos de acceso y condiciones de empleo (mayor inseguridad laboral, salarios bajos, horarios atípicos, sectores poco protegidos, etc.). Dichos retos exceden el ámbito laboral y se reflejan también en la relación entre el trabajo y las experiencias o dificultades en otros ámbitos de la vida, a través del endeudamiento de los estudiantes, de los desafíos de articulación del trabajo, la educación y la parentalidad, del acceso reducido a la vivienda, de la inseguridad económica y el empobrecimiento generalizado, así como de los problemas de salud mental y física exacerbados en los últimos años (Longo et al., 2021).
De dichas transformaciones del mercado de trabajo derivan, en consecuencia, desafíos o arbitrajes inciertos a los que se enfrentan las trayectorias biográficas y laborales de las personas, así como también cambios en las aspiraciones y los posicionamientos respecto a las normas mayoritarias de empleo. Dichas consecuencias ponen en tela de juicio el modelo típico o generalizado de trabajo asalariado en este contexto (basado en la adecuación formación-empleo, el empleo a tiempo completo, la estabilización, la movilidad laboral, etc.), o al menos su alcance en las condiciones actuales. En Quebec es posible identificar múltiples ejemplos de esos cuestionamientos en las nuevas generaciones, ilustrados por: los nuevos márgenes de negociación en el empleo; el aumento leve pero constante en los jóvenes del empleo de media jornada voluntario con el objetivo de conciliar mejor trabajo y estudios, realizar tareas de cuidado o por elección personal (Longo et al., 2021); un mayor entusiasmo por modelos económicos y de organización del trabajo cooperativos, democráticos y respetuosos del medioambiente en la economía social (Lechaume y Moisan, 2024) y en las “empresas verdes” (Longo y Ferreira Bexiga, 2024). Las representaciones del trabajo muestran a su vez, la importancia del trabajo en la vida (común a otras generaciones), pero sin que sea necesariamente una prioridad para muchos/as jóvenes (Mercure, Vultur y Fleury, 2012). Dichos cambios en la subjetividad del trabajo se observan también en la resistencia militante tanto a la obligación de trabajar o de estudiar (Guatieri, 2022) como a ciertos modelos dominantes de éxito en la sociedad (Bourdon, Longo y Charbonneau, 2016).
Al mismo tiempo, dichas transformaciones afectan la regulación social de las trayectorias, desafiando al Estado sobre cómo concebir e intervenir en estas realidades. De este modo, la pertinencia y la eficacia de las categorías utilizadas a estos efectos (“desempleados”, “jóvenes con dificultades”, “precariedad”, “subcalificacion”, etc.) son puestas a prueba. Aun cuando dichas categorías traducen marcos de referencia cognitivos y normativos para interpretar la realidad y actuar en consecuencia (Muller, 2009), las mismas conllevan necesariamente una reducción del problema o de la realidad sobre la que se quiere intervenir (Binet, 2019). Esta reducción se acentúa con la tendencia reciente hacia la personalización de las políticas públicas (Duvoux, 2009), que refieren cada vez más a las características y dificultades de los individuos, y, en menor medida, a las causas sociales de dichas dificultades.
En el marco de dichas reflexiones, la categoría NINI, utilizada para caracterizar la situación de los/as jóvenes que no estudian ni trabajan, constituye un caso paradigmático de las transformaciones del mercado laboral y de las trayectorias laborales, así como de los retos que plantean para la acción pública y las categorías administrativas. Concebida en el Reino Unido en los años noventa como medida alternativa a las principales categorías estadísticas de empleo, la categoría NINI (NEET en inglés: neither in employment, éducation or training) se generaliza durante las décadas siguientes en todos los países occidentales como indicador de referencia de la situación social de las juventudes (Quintini y Martin, 2006; Eurofound, 2012). Criticada por la heterogeneidad de la población que abarca, tanto en lo que se refiere a sus perfiles como a sus experiencias (Yates y Paynes, 2006), esta heterogeneidad también plantea dificultades para la evaluación de programas y políticas dirigidas a los sectores más vulnerables (Furlong, 2006). La categoría posee también connotaciones negativas y estigmatizantes, e identifica y agrupa a los individuos por lo que no hacen, en referencia al empleo y la formación como principales actividades legítimas durante la juventud, lo que contribuye aún más a invisibilizar la diversidad de identidades y experiencias juveniles (Yates y Payne, 2006). A pesar de estas críticas, la categoría NINI sigue siendo, en gran cantidad de países, una herramienta administrativa y política central para identificar a jóvenes en situación de inactividad o vulnerabilidad con vistas a desarrollar políticas y programas de activación (Longo y Gallant, 2019).
Así, contra un descrédito puramente retórico de la categoría, este artículo argumenta que el caso de los/as jóvenes categorizados/as como NINI revela la dificultad actual de las clasificaciones administrativas y de las políticas públicas para comprender las nuevas realidades juveniles en relación con el empleo y la formación, cuyas dificultades no pueden reducirse de manera simple a la inactividad, al desinterés o a la inestabilidad laboral. La comprensión de dichas realidades (y de las transformaciones sociales subyacentes a ellas) requiere además un enfoque diacrónico con el fin de identificar los procesos sociales inherentes a largo plazo (Méndez, 2010), y una perspectiva biográfica que dé voz a los actores implicados (Elder, 1998). Ambos enfoques fueron movilizados en la investigación sobre la categoría NINI en Quebec, presentada en este artículo.
Luego de resumir la metodología, nos concentraremos en los resultados de la investigación. Estos muestran, en primer lugar, que el estado NINI no puede entenderse como un episodio único y aislado, y que, por el contrario, se compone de fases más o menos largas que los jóvenes viven de manera recurrente, lo cual confirma el carácter no lineal y atípico de las trayectorias juveniles. En segundo lugar, dichos periodos NINI suceden o anteceden otras secuencias en las que los/as jóvenes trabajan y estudian, a menudo con reversibilidades, dificultades, discontinuidades e insatisfacciones que cuestionan la dimensión integradora del empleo y de la educación cuando se realizan sin protecciones, seguridades o sin una adaptación de parte de las instituciones. En tercer lugar, las salidas y entradas de los jóvenes al sistema formal de educación o al mercado de trabajo provienen en parte de una cierta responsabilización asumida por los/as jóvenes respecto a sus trayectorias frente a dificultades del sistema que no controlan, aunque con críticas explicitas a lo que consideran los modelos o valores dominantes en Quebec. En cuarto lugar, durante estos períodos catalogados como de inactividad por las estadísticas oficiales, los/as jóvenes realizan una multiplicidad de actividades de diversa índole, que a menudo constituyen la base de proyectos laborales o educativos futuros, lo que relativiza la necesidad de activación que a menudo se les impone desde una perspectiva político-institucional. Además, con una mirada diacrónica, la focalización en los puntos de inflexión de la trayectoria en los que los/as jóvenes entran o salen de los períodos NINI muestra el contexto desencadenante de estos períodos, revelando la configuración de factores biográficos y contextuales y de brechas institucionales existentes desde hace mucho tiempo en las trayectorias y que se activan en el corto plazo. Esto permite desindividualizar la categoría para mostrar con mayor claridad las desigualdades sociales que la atraviesan.
2. Metodología
El artículo se basa en una investigación que tenía como objetivo analizar las trayectorias de jóvenes en la provincia de Quebec (Canadá) que habían experimentado al menos un periodo NINI (Longo et al., 2023). A partir de sus relatos, el estudio proponía examinar en profundidad las prácticas, las opciones y las decisiones, así como los contextos institucionales y sociales en los que evolucionan dichas trayectorias supuestamente al margen del mercado laboral y de las normas de inserción dominantes.
En un contexto de desempleo principalmente friccional en Quebec, la duración del período NINI se fijó en más de un año, para identificar jóvenes potencialmente con mayores dificultades, debido a los efectos negativos comprobados del desempleo de larga duración (un año o más) en las trayectorias profesionales (Oficina Internacional del Trabajo, 2015). La selección de los casos articuló así tanto el criterio de la edad como el de la duración del periodo NINI. Un total de 81 jóvenes de entre 17 y 341 años participaron en la investigación, 63 en entrevistas semiestructuradas individuales en profundidad y 18 en tres grupos de discusión en la ciudad de Montreal. De estos jóvenes, 40 se identifican con el género masculino, 35 con el femenino y 6 como no binarios. El promedio de edad de los casos es de 27 años y, aunque la gran mayoría vivía en los grandes centros urbanos de Montreal y Quebec, 15 jóvenes vivían en ciudades más pequeñas o pueblos más alejados de los grandes centros urbanos. Más de la mitad había nacido en Canadá, y una proporción similar poseía el francés como lengua materna. Sus relatos fueron codificados (con Nvivo), y se analizaron utilizando una grilla temática y temporal, elaborada desde la perspectiva biográfica y el enfoque procesual.
3. Resultados
Los resultados presentan e ilustran algunos de los principales hallazgos empíricos de la investigación sobre la categoría NINI, poniéndolos en perspectiva con las recientes transformaciones del mercado laboral, el cuestionamiento del modelo de empleo dominante en Quebec y el carácter restrictivo de las categorías administrativas y políticas.
3.1. La transgresión de las temporalidades juveniles mayoritarias en el marco de trayectorias no lineales
Según la primera encuesta representativa de personas NINI en la provincia de Quebec, que precedió la investigación cualitativa (Longo et al., 2020), el 10 % de la población de 17 a 34 años en 2018-2019 no estudiaba ni trabajaba. Esta proporción, minoritaria pero no marginal, debe interpretarse en el contexto de una población juvenil que trabaja y estudia masivamente desde la adolescencia en Quebec. Efectivamente, en contraste con la disminución de la proporción de jóvenes de 15 a 34 años en el total poblacional (23 % según el censo de la población 2021), la actividad y el empleo entre los jóvenes no han dejado de crecer en los últimos cincuenta años: su tasa de actividad era del 80 % en 2022, su tasa de empleo del 76 % y su tasa de desempleo del 5 %, según datos de la Enquête sur la population active (EPA) de Statistique Canada (Longo et al., 2024). Además, la mayoría de quienes estudian empiezan a trabajar durante la adolescencia: en 2019, el 31 % de los jóvenes de 15 y 16 años y el 58 % de los jóvenes de 17 a 19 años estudiaban y trabajaban simultáneamente, arraigando la actividad laboral en el resto de sus trayectorias. En este contexto, los/as jóvenes incluidos/as en la categoría NINI –cuyas actividades son ajenas a ambas instituciones– transgreden normas y temporalidades mayoritarias –consideradas legítimas– en este grupo etario y el mandato más fundamental de trabajar, típico de las sociedades liberales y occidentales modernas.
Sin embargo, mientras que la clasificación puramente estadística de la categoría NINI mide un estado puntual en un momento de la vida de un individuo, el análisis biográfico de las trayectorias de los jóvenes que participaron en la investigación cualitativa ofrece una perspectiva diferente. Efectivamente, el estado NINI es excepcionalmente un episodio único, breve y puntual; el mismo constituye en realidad un periodo más o menos durable, una secuencia temporal que sucede a otras secuencias de la vida de los jóvenes. Además, nuestros casos muestran que la mayoría de los periodos NINI son largos: oscilan entre más de un año y diez años. Además, estas secuencias suelen comenzar precozmente, en torno a los 20 años, en momentos clave de las transiciones a la adultez, especialmente institucionalizadas en lo que concierne a la formación (fin del secundario, inicio de formaciones postsecundarias) y a la entrada en el mundo laboral. Por otra parte, los relatos biográficos permiten observar que la mitad de los jóvenes de la investigación ha vivido más de un periodo NINI. Esto demuestra la recurrencia de dichas fases en las trayectorias, lo cual contrasta con la visión estática y temporalmente limitada de la categoría oficial.
Estos primeros hallazgos remiten al carácter incierto y no lineal de la mayoría de las trayectorias juveniles, que experimentan el alargamiento de las transiciones identificado tempranamente por la sociología de la juventud (Galland, 2001) o frecuentemente por la sociología del trabajo (Fleury, 2009), pero también ponen en evidencia el alejamiento de los jóvenes NINI de lo que puede considerarse como trayectorias típicas. Efectivamente, la pérdida de sincronicidad en las transiciones a esta edad de la vida (contraria a la secuencia consecutiva de educación-empleo) va acompañada también aquí de rupturas y reversibilidades recurrentes que desafían la visión lineal de las trayectorias y las temporalidades mayoritarias en el contexto quebequense (Charbonneau, 2006). Por otra parte, la situación de estos jóvenes dentro de la categoría no es homogénea, sino que, al contrario, existe una heterogeneidad de actividades y lógicas de acción que, lejos de ser individuales, provienen de procesos sociales sistémicos que las determinan (desestandarización, desinstitucionalización, diferenciación, pluralismo normativo, etc.) (Nico, 2014; Bernheim, 2011).
3.2. Promesas sociales incumplidas: trayectorias laborales insatisfactorias y formaciones discontinuas
En segundo lugar, y como mencionamos, la categoría NINI refiere a secuencias que se intercalan con otros momentos de la vida de los/as jóvenes en los que estudian y trabajan. Dichos periodos NINI y no NINI, lejos de ser independientes entre sí, se influyen mutuamente. En consecuencia, la comprensión de los periodos fuera del empleo y del estudio debe tener inevitablemente en cuenta la experiencia pasada en dichos ámbitos de actividad.
Así, contrariamente al estereotipo de jóvenes alejados del mercado laboral, las estadísticas muestran que tres cuartas partes de los jóvenes categorizados NINI en 2018-2019 en Quebec tienen experiencia laboral, casi la mitad (46 %) trabajó en el año anterior de la encuesta y más de una cuarta parte (27 %) había trabajado más de un año antes (Longo et al., 2020). Estos datos ponen en tela de juicio las clasificaciones extremadamente rígidas y evidencian la fluidez de trayectorias juveniles que no se anclan únicamente en el empleo o en la educación. Efectivamente, como ocurre con la mayoría de los/as jóvenes en general, las trayectorias laborales analizadas en nuestra investigación incluyen experiencias de trabajo variadas, sobre todo en sectores de empleo típicamente juveniles como el comercio, la gastronomía y la industria manufacturera en Quebec, todos empleos poco calificados, que no requieren una formación especializada y que a menudo ofrecen bajos salarios y condiciones precarias (Noiseux, 2012), incluso en un mercado de trabajo en el que el empleo formal es mayoritario. Sin embargo, las experiencias laborales de jóvenes NINI difieren de las del resto en términos de inestabilidad en el empleo, con una tendencia a durar menos y a alternarse rápidamente. Concretamente, dos tercios de las experiencias laborales de los jóvenes de la investigación terminaron al cabo de unos meses, o incluso de unas semanas, frente a una mediana de más de un año y medio, y un promedio de tres años en los jóvenes de Quebec en general (Longo et al., 2021).
Además, la mayoría de las experiencias laborales de quienes se encontraban en un período NINI habían finalizado con una renuncia (no con un despido) de los/as jóvenes, principalmente debido a condiciones de empleo y de trabajo insatisfactorias (en términos de relaciones, horarios y remuneración), a problemas de salud mental o física, y también a una falta de interés por el empleo específico o por el trabajo en general. Estos resultados relativos a la duración y a las razones para terminar sus experiencias laborales se acentúan aún más cuando se trata del último empleo justo antes de iniciar el periodo NINI más reciente de la trayectoria.
Fui yo quien dejó; son plataformas de 80, 150 cajas en un pallet y haces pallets todo el turno. (...) las cajas son pesadas, al final del día estás hecho polvo y te duele mucho la espalda porque colocaste entre 1.000 y 2.000 cajas en los pallets (EI-55 | No binario, 24 años, 1 período NINI).
Además, aun cuando más de la mitad de los jóvenes señalan al menos una experiencia laboral positiva, las trayectorias laborales de los jóvenes NINI de la investigación se caracterizan por dificultades recurrentes, vividas en demasiadas ocasiones. Estas dificultades son sobre todo personales (problemas de salud mencionados por casi todos los jóvenes del panel; problemas conyugales, familiares, de comportamiento, legales, etc.), pero también vinculadas nuevamente a condiciones de empleo y de trabajo insatisfactorias (relaciones conflictivas en el trabajo, tareas agotadoras o desmotivadoras, horarios de trabajo que dificultan la conciliación del trabajo con el resto de la vida, etc.).
Intenté trabajar en la tienda de la esquina, y fue lo mismo que ya había experimentado antes. En resumen, pedí trabajar a medio tiempo, pero me contrató a tiempo completo. Luché durante unos 4 meses, pero después simplemente no podía dejar de llorar por nada, estaba exhausta y todo. Mi pareja me dijo que dejara porque la mujer no dejaba de añadirme horas todo el tiempo (EI-61 | Mujer, 33 años, 2 períodos NINI).
En cuanto a la educación –y contrariamente a la representación común asociada a esta categoría en Quebec–, alrededor de siete de cada diez jóvenes NINI (71,9 %) tienen un diploma de estudios secundarios, y esta proporción aumenta con la edad. Sin embargo, la proporción de jóvenes que no tienen un diploma secundario es mayor en la categoría NINI en comparación con los/as jóvenes de la categoría no NINI (Longo et al., 2020). El análisis de las trayectorias biográficas de los jóvenes confirma y completa estos hallazgos. En general, quienes integraron la muestra de la investigación cualitativa han iniciado estudios secundarios y más de la mitad ha obtenido al menos dicho título, con un tercio que ha realizado estudios postsecundarios. Sin embargo, la singularidad de la categoría NINI radica en otro aspecto: sus trayectorias en la educación formal son mayoritariamente atípicas y discontinuas, es decir, no siguen la secuencia teórica esperada y continua de la escolarización en Quebec. La mayoría suele adoptar vías alternativas de escolarización (educación de adultos, espacios de escolarización alternativa, programas adaptados), e intentar varias veces los mismos programas de estudios, situación que puede atribuirse a las políticas de perseverancia escolar en Quebec, pero también a un profundo deseo de aprender y de perseverar de parte de los/as jóvenes (Doray et al., 2023).
Además, la mayoría se implica en programas no formales de educación a través de diversos mecanismos (formaciones informales; pasantías; voluntariado; aprendizajes en el marco de programas de orientación, empleabilidad o inserción laboral), con el deseo de adquirir competencias y calificarse por otras vías que las que ofrece la escuela o la universidad. Sin embargo, en este contexto de aprendizajes formales, no formales e informales, muy pocas experiencias fuera de la educación formal conducen a la obtención de un certificado, lo que se traduce en una clara invisibilización de los saberes y competencias adquiridos durante dichas experiencias. Esta invisibilización afecta indirectamente su calificación en el empleo y cuestiona el sistema educativo formal, su vinculación con espacios de aprendizaje no formales, su democratización real y su capacidad para integrar a jóvenes diversos y con dificultades.
Estos resultados diversos muestran que globalmente el trabajo y la educación siguen ocupando un lugar central en las trayectorias objetivas y subjetivas de los jóvenes –a distintos niveles y de diferentes formas–, a pesar de las variadas fuentes de desvalorización social a que están expuestos. Las trayectorias laborales y educativas descriptas revelan así las fuentes de frustración, de fracasos y de vulnerabilidad a los ojos de los jóvenes, al mismo tiempo que demuestran –especialmente por la recurrencia y la generalización de estas situaciones– que las promesas de protección y de seguridad (a través de las expectativas y recursos en educación, protección social, empleo, mérito o igualdad) de la sociedad y sus instituciones hacia algunos/as jóvenes no se cumplen. Esta fase histórica de “inseguridad social”, en términos de Castel (2003), se refleja aquí en la recurrencia de dificultades escolares y laborales que llevan a los jóvenes a abandonar estos ámbitos, a menudo declarando razones individuales, mientras que las causas sociales de las mismas aparecen con evidencia a un observador externo.
3.3. La interiorización de la responsabilidad individual, aunque con críticas al sistema
Nuestros casos muestran también que no todos los/as jóvenes que en algún momento se encontraron bajo la categoría NINI padecen pasivamente la falta de oportunidades, las condiciones laborales deficientes o la falta de adaptación de los sistemas educativos a los cambios culturales y generacionales. Integrando los postulados individualizantes del paradigma neoliberal, los jóvenes asumen personalmente el desafío de superar dichas dificultades, lo cual aparece en el hecho de renunciar a un empleo o perseverar en su formación aun fuera de programas escolares. Esto conlleva al mismo tiempo una posición ciertamente activa, pero también una salida del sistema formal y la interiorización de la responsabilidad individual de sus trayectorias. Dicha responsabilización presupone “la valorización socialmente aprendida de las explicaciones de los eventos psicológicos que enfatizan el peso del actor como factor causal” (Dubois, 2010, p. 20), restando importancia a las explicaciones sociales y sistémicas.
En ese sentido no resultan extraños la lucidez con los que la totalidad de los/as jóvenes entrevistados/as miran el mercado laboral actual. En un contexto de escasez de mano de obra en Quebec, con una mayor diversidad de puestos, de flexibilidad en los criterios de contratación y con una mayor capacidad de negociación por parte de los trabajadores, los/as jóvenes identifican también las desigualdades de acceso al empleo que los afectan (la ausencia de formación o de títulos, de experiencia laboral, de contactos, la presencia de antecedentes penales o de problemas de salud mental y/o física, entre otros). Además, los jóvenes enuncian de manera recurrente críticas importantes al mercado laboral, referidas al hecho de que este último estaría desfasado con relación a sus valores y condiciones de vida.
Por un lado, el modelo mayoritario de empleo típico (horario, salarios) o sus modelos de gestión (autonomía, jerarquía) se aleja de la importancia que una proporción de jóvenes otorgan al trabajo. Este último no sería la prioridad última en comparación con otras generaciones, al mismo tiempo que sería insuficiente, debido a la discrepancia entre los salarios y las condiciones ofrecidas actualmente, sus realidades y el costo de vida en general. Esta inadecuación del mercado laboral no sería nueva, pero se habría agravado en los últimos años, tanto debido a la pandemia, que habría llevado a las personas a cuestionar sus valores y necesidades en cuanto al trabajo y otras prioridades de su vida, como debido a la inflación que siguió al período pandémico.
¡Es normal [la escasez de mano de obra]! La gente ya no quiere trabajar. ¿Viste los salarios? Trabajas por nada, los precios suben, el precio de la nafta, el precio de la comida está por las nubes. (...) la gente no quiere verse obligada a hacer tantos ajustes, [cuando eres enfermera] estás obligada a hacer turnos incluso si estás enferma, no puedes irte. Soy madre soltera, y si tengo que ir a buscar a mis hijos, yo no puedo irme, mis hijos tienen que ir a algún lugar. Tengo que hacer horas extra ... ¡no! ¡La gente no quiere hacer eso! No quieren quemarse haciendo eso, no quieren pasar su vida en el trabajo, tienen una familia, ¡no! (EI-15 | Mujer, 24 años, 2 períodos NINI).
Por otro lado, el conjunto de críticas al mercado laboral, a las formas de empleo e incluso a los establecimientos educativos expresadas en las entrevistas, evidencian tanto expectativas personales que no corresponden a las trayectorias mayoritarias, como un rechazo más fundamental al sistema. De hecho, las personas entrevistadas se posicionan a menudo de manera antinómica frente a los modelos de éxito que consideran dominantes en Quebec, a los que ellas escapan objetivamente como NINI, y con los que tampoco se identifican. Múltiples críticas son así enumeradas en relación con: la sobrevaloración del dinero y del consumo en la sociedad quebequense; la valoración exclusiva de la carrera profesional y del empleo como eje en torno al cual gira el resto de la vida y como la principal fuente de estima personal; el rendimiento y a la competitividad a toda costa (aun cuando posean consecuencias sobre la salud, las relaciones sociales, el equilibrio en la vida, la participación social, etc.), y el conformismo social, que lleva a no cuestionar el sentido de las normas o a “quedarse en el molde”.
Creo que se fomenta fuertemente [el trabajo en la casa] para mantener una sociedad en cierto molde. (...) En Quebec se valora escuchar, escuchar lo que te dicen y seguir las directivas sin cuestionarlas. Creo que eso está muy valorado y con la pandemia lo hemos visto. Eres un buen ciudadano si escuchas y aplicas lo que te dicen. No me siento cómoda con eso en absoluto, para mí es dominación. No me gusta. Creo que falta apertura (EI-13 | Mujer, 32 años, 1 período NINI).
Así, es posible observar en dichas críticas un cuestionamiento más fundamental a las bases normativas del sistema social occidental actual: el sistema económico, de trabajo, de estabilidad o de acumulación; el capitalismo, el sexismo o diversas formas de opresión y desigualdades, que sirven a su vez para reproducir el primero; las relaciones de poder y los estilos de vida actuales. Estos modelos no son sostenibles a los ojos de la gran mayoría de los/as jóvenes entrevistados.
3.4. Una inactividad juvenil solo aparente y a menudo empobrecedora
En cuarto lugar, y en contraposición a la imagen pública de una juventud inactiva u ociosa, podemos destacar de los relatos de los/as jóvenes una diversidad de actividades realizadas cotidianamente durante un período NINI. Dichas actividades se asemejan a menudo a aquellas realizadas durante los períodos no NINI: actividades de subsistencia, búsqueda de desarrollo personal, tareas de cuidado, gestación y planificación de proyectos laborales, aprendizaje, trámites administrativos o legales, socialización, participación social, recreación. Más allá de la aparente simplicidad de algunas de esas actividades, nuestros datos muestran que una importante proporción de ellas constituye el fermento de un proceso de empoderamiento, de fortalecimiento de la identidad y de proyectos futuros de educación o de empleo. La mayoría además contribuye directa o indirectamente a la reflexión vocacional (por ejemplo, la introspección que lleva eventualmente a identificar un proyecto educativo, así como la socialización o la participación social que conducen a descubrir una profesión y a crear puentes con ciertos sectores) o a la empleabilidad (por ejemplo, aprender a cocinar puede revelar habilidades transversales útiles en el empleo: autonomía, resolución de problemas, planificación, etc., e incluso una vocación de chef).
Mi rutina era principalmente el cuidado de la casa. También pasaba mucho tiempo con mi familia. Mi abuelo estaba hospitalizado con cáncer, así que pasé mucho tiempo en el hospital o con mi abuela. También dedicaba mucho tiempo al arte, y también me concentraba en mí misma. Intentaba mucho conocerme y leía mucho (EI-90 | No binario, 26 años, 1 período NINI).
Los/as jóvenes NINI relatan dichas actividades cotidianas, con la conciencia de que las mismas entran en tensión con las normas generalizadas de actividad o éxito (la implicación activa en el empleo, en la educación; la búsqueda de progreso laboral y éxito económico; la estabilidad en los diferentes ámbitos de la vida, etc.), que el resto de su entorno joven o adulto valoriza. A pesar de dicho sentimiento compartido de una cierta sanción social debido a su situación de NINI, la interpretación de ese período de vida no es homogénea entre las personas entrevistadas, pero es valorado globalmente de manera positiva. La mayoría interpreta el tiempo y la energía no destinados al empleo o a los estudios durante un periodo NINI como oportunidades para concentrarse en actividades beneficiosas para su desarrollo personal, su recuperación física y mental, el fortalecimiento de la autoconfianza, de experiencias, conocimientos y habilidades, así como para la reflexión sobre proyectos futuros, que derivan de las mismas.
Tuve tiempo de... de trabajar en mi salud, y de adquirir cosas que eran importantes para poder mantener un trabajo (EI-10 | Mujer, 26 años, 3 períodos NINI).
La valoración subjetiva positiva de dichos períodos no implica, sin embargo, la ausencia de costos subjetivos y objetivos para estos/as jóvenes. Hay quienes perciben o anticipan efectos negativos de estos períodos en sus trayectorias, como una cierta desaceleración del ritmo de vida o de la carrera que desearían, “vacíos” en sus CVs, pero también, y sobre todo, desventajas económicas a corto o a mediano plazo. De hecho, los datos de la Enquête sur la santé des collectivités canadiennes muestran que, en Quebec, en 2017-2018, los jóvenes NINI son casi dos veces más propensos que los jóvenes no NINI (41 % vs. 68 %) a vivir en hogares de bajos ingresos (primer y segundo quintiles de ingresos), y un poco menos de la mitad (44,7 %) viven en los hogares más pobres (primer quintil). Los relatos biográficos también abundan sobre estas restricciones materiales y monetarias durante el período NINI, significativas debido a la falta de ingresos directos del empleo para la mayoría, pero también por ingresos insuficientes que obtienen a través de prestaciones y asignaciones del Estado, incluso de ahorros, trabajo informal o ilegal de los cuales a veces dependen para sobrevivir.
Muy a menudo caes en la miseria, aun cuando tienes un cheque de la seguridad social, no puedes permitirte una vivienda adecuada (EI-67 | Mujer, 31 años, 2 períodos NINI).
Estas limitaciones aumentan además el riesgo de encontrarse en una situación todavía más precaria, por ejemplo, debido a la pérdida de vivienda, o debido a preocupaciones sobre el pago del alquiler o la obligación de irse a vivir con otros, lo cual conlleva nuevos inconvenientes (una nueva organización, problemas de convivencia, etc.), que a su vez repercuten sobre la trayectoria.
3.5. Un contexto multifactorial revelador de desigualdades sociales
El análisis en profundidad y a largo plazo de los períodos NINI nos ha permitido también observar que la entrada en esta secuencia no puede explicarse sin hacer referencia a una variedad de factores, situados al nivel individual, contextual o institucional. Dichos factores son a veces previsibles y fundados en una elección voluntaria (como frente a la decepción de una carrera universitaria seguida de un abandono), y otras veces son imprevisibles y los/as jóvenes no tienen ningún control sobre ellos (como frente al cierre y quiebre de la empresa empleadora), aunque son finalmente aceptados e implican interrumpir la educación o el empleo. Además, más allá del tipo de factor, en muchos casos es su persistencia (o su recurrencia, como vimos antes) en la trayectoria lo que determina la salida del empleo o de la educación. Al perpetuarse, dichos factores crean una cierta irreversibilidad, que reorienta de manera duradera la trayectoria, lo que al final resulta en un período NINI. Dicho “efecto del tiempo” (Méndez, 2010) se refleja en el reforzamiento y la exacerbación de dificultades (relacionales, escolares, laborales, financieras, de salud, etc.) de larga data, no resueltas o no tratadas ni por los/as jóvenes ni por las instituciones que los acompañan u ofrecen sus servicios.
Desde los 15 años hasta los 26 nunca dejé de trabajar, nunca. Entonces, después de eso, sufrí un burnout a los 26, 27 años, y ahora, aquí estoy a los 30 años totalmente inactiva e inútil para la sociedad. (...) Porque cuando trabajo, estoy realmente involucrada, me sumerjo al 150 % en mi trabajo y luego lo olvido todo (EI-54 | Mujer, 30 años, 1 período NINI).
Los efectos recíprocos de esos factores y temporalidades ponen así de manifiesto el contexto complejo (en lugar de unos pocos factores de riesgo) desencadenante de un período NINI. Este contexto se constituye por la acumulación, adición y configuración tanto de factores biográficos, de efectos del contexto y de fallas institucionales –especialmente vacíos en la seguridad y protección social–, que se activan mutuamente en un momento específico para explicar la transición entre períodos NINI y no NINI. Aun siendo singular a cada caso estudiado, este contexto multifactorial permite revelar la recurrencia de ciertos factores desencadenantes y desindividualizar los períodos NINI, mostrando la trama de desigualdades sociales que los atraviesan.
Por ejemplo, contra el mito de la igualdad de oportunidades, el primer estudio estadístico sobre jóvenes NINI ya había mostrado que el nivel educativo de los padres influye en la probabilidad de experimentar períodos NINI. Según la EPA, la tasa de jóvenes NINI inactivos en el mercado laboral en 2018-2019 en Quebec es dos veces más alta entre los jóvenes cuyos padres no tienen un título secundario (13 %) que entre los jóvenes con uno o ambos padres de nivel educativo más alto (5,1 % cuando al menos un padre o madre tiene un título universitario). Además, los jóvenes NINI suelen tener una peor percepción de su salud en general que los jóvenes no NINI: son más propensos a declarar que su salud es mala o regular (15,2 %) que los jóvenes no NINI (4 %) y son menos propensos a percibirla como excelente o muy buena (55,5 % en comparación con el 71 % en jóvenes no NINI).
El peso de las familias aparece también en los relatos, a través de padres, madres u otros miembros cercanos que juegan una variedad de roles, antes, durante o después de un período NINI, según el caso: ayuda y solidaridad (material, emocional, etc.), apoyo o presión sobre sus aspiraciones (educativas, laborales, parentales), influencia de las decisiones, tanto positivas como negativas. Un ejemplo de ello son los miembros del hogar que facilitan la perseverancia, o al contrario, que empujan a los jóvenes a dejar la escuela para ir a trabajar, o a vivir en medios de mayor criminalidad, que terminan repercutiendo en sus trayectorias.
No es mi culpa, fue mi mamá quien me obligó a dejar la escuela (…) para mi mamá, la escuela no era importante y quería absolutamente que yo trabajara (EI-22 | Varón, 25 años, 1 periodo NINI).
Las desigualdades en salud también aparecen en sus narrativas biográficas, a través de la omnipresencia de problemas de salud mental y física declarados (trastorno límite de la personalidad, ansiedad, depresión, trastorno de evitación, trastorno de oposición, TDA(H), disfasia, autismo, esquizofrenia, bipolaridad, narcolepsia, apnea del sueño, eczema crónico severo, esclerosis múltiple, leucemia, insuficiencia cardíaca, fibromialgia, discapacidad física motora...), a menudo no tratados y, sobre todo, percibidos por los/as jóvenes como obstáculos directos o indirectos a la educación, al empleo y a sus proyectos de vida.
Tengo TDAH, sí, me afecta un poco en mis estudios y en mi trabajo (...) Pero al principio no sabía que tenía TDAH. (...) no sabía que tenía una discapacidad porque todo el mundo decía, cuando explicaba a la gente que estaba teniendo dificultades, me decían: “No, son pensamientos negativos” (EI-54 | Mujer, 30 años, 1 período NINI).
A estas importantes desventajas de salud entre los/as participantes, los relatos de los jóvenes agregan toda una serie de necesidades básicas no satisfechas que los llevan a entrar o a no salir de un periodo NINI: necesidades vitales (comer, vestirse, alojarse), ingresos mínimos, apoyo, guardería para sus hijos/as, servicios de salud y sociosanitarios accesibles y continuos, condiciones de trabajo adaptadas, dignas y satisfactorias... pero también tiempo, confianza en sí mismos, relaciones, entre otras.
Estas necesidades aparecen de manera flagrante en los relatos, a pesar de que la totalidad de los/as entrevistados/as conocen, consultan o están en contacto con servicios e instituciones de todo tipo (salud, educación, empleo, desarrollo comunitario), especialmente durante los periodos NINI, pero también fuera de ellos.
El contraste entre las necesidades insatisfechas y la recurrencia de los jóvenes de la investigación a instituciones y servicios permite revelar, en consecuencia, toda la serie de derechos y soluciones que los mismos no garantizan para las poblaciones en situaciones de mayor vulnerabilidad.
4. Conclusión
El análisis presentado en este artículo sobre de las trayectorias de los/as jóvenes que han experimentado al menos un período NINI de un año o más en Quebec, en un contexto social generalizado de trabajo y estudios desde la adolescencia, permite relativizar la categoría y demuestra que dichos períodos no constituyen fatalidades sociales, ni mucho menos. Al contrario, los relatos biográficos permiten demostrar que dichos periodos deben integrarse a una perspectiva de largo plazo, que tiene en cuenta la no linealidad y la reversibilidad de las trayectorias juveniles, evidenciadas en el hecho de que aun los períodos en los que los/as jóvenes trabajan o estudian poseen un arraigo significativo en dichos períodos NINI considerados no productivos desde el punto de vista del paradigma economicocéntrico de la inserción laboral.
Además, la categoría NINI desafía la comprensión de las nuevas realidades de los jóvenes en el empleo, cuyas dificultades están lejos de reducirse a la inactividad, a un cambio generacional de la importancia del trabajo, o a la mera búsqueda de condiciones de estabilidad o de calidad en el empleo. De hecho, las decisiones, dinámicas y dificultades recurrentes en las trayectorias juveniles solo pueden entenderse mediante un enfoque temporal que tenga en cuenta la articulación del corto y del largo plazo de las temporalidades de las trayectorias (Supeno y Bourdon, 2017), la singularidad y los anclajes sistémicos de las mismas (Longo, 2016), las discontinuidades pero también las continuidades de las trayectorias en los jóvenes (Bidart, 2005) en medio de desafíos y transiciones juveniles, en clara contradicción con las clasificaciones individualizantes, sincrónicas y binarias impuestas por las instituciones en los ámbitos de la educación y el empleo.
Los resultados también señalan los posibles desajustes entre las categorías administrativas y de políticas de empleo que utilizan la categoría NINI con el objetivo de una inserción inmediata en la formación o en el empleo en sus formas típicas, en un contexto caracterizado por cierta rigidez institucional en la educación y condiciones laborales precarias, mientras que las prácticas y las aspiraciones de los jóvenes evolucionan, posiblemente a la vanguardia de las mutaciones sociales que las motivan. De hecho, al intentar superar las contradicciones del sistema, las frustraciones personales, exigencias identitarias, necesidades básicas de las trayectorias y las desigualdades sociales, los/as jóvenes tienden a asumir individualmente las soluciones a sus problemas, aun cuando las mismas transgreden temporalidades juveniles mayoritarias o aparecen a sus ojos como la búsqueda de equilibrio entre actividades y necesidades de la vida, a las que aspiran adaptar las condiciones de formación y empleo (tiempo parcial, medios adaptados, etc.), aunque sean ellos/as quienes paguen los costos materiales y simbólicos (con pobreza, desilusión y marginalidad respecto a sus pares de la misma edad), en un contexto actual de escasez de mano de obra en Quebec. Por lo tanto, las categorías y herramientas que estructuran la acción pública y el conocimiento están destinadas a renovarse a fin de converger con las nuevas realidades y normatividades juveniles y evitar así el riesgo potencial de agrupar individuos con perfiles heterogéneos en un contexto de desigualdades sociales múltiples.
Roles de colaboración
Escritura - revisión y edición | María Eugenia Longo |
Escritura - revisión y edición | Aline Lechaume |
Escritura - revisión y edición | Eddy Supeno |
Escritura - revisión y edición | Marjolaine Noël |
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Notas
Recepción: 20 Febrero 2024
Aprobación: 11 Abril 2024
Publicación: 01 Agosto 2024