Cuestiones de Sociología, núm. 31, e183, febrero-junio 2025
ISSN 2346-8904
Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Departamento de Sociología

Artículos

Memorias colectivas que movilizan: reflexiones a partir del cierre de Metalúrgica Tandil

Marina Adamini
Instituto de Geografía, Historia y Ciencias Sociales (UNICEN-CONICET), Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, Argentina
Cita sugerida: Adamini, M. (2025). Memorias colectivas que movilizan: reflexiones a partir del cierre de Metalúrgica Tandil. Cuestiones de Sociología, 31, e183. https://doi.org/10.24215/23468904e183

Resumen: Nos proponemos reflexionar sobre la fertilidad política de la memoria colectiva, entendiendo por ello cómo los imaginarios compartidos sobre el pasado pueden movilizar acciones colectivas para su defensa. Nos referimos puntualmente a la memoria de una “sociedad salarial” pasada y su incidencia en las protestas desarrolladas por trabajadores ante el avance de la ofensiva neoliberal, que precariza y desmantela el modelo de trabajo asalariado, estable y protegido. Este análisis lo realizamos a partir del estudio del caso de la movilización social realizada en 2018 en Tandil ante el cierre de la fábrica Metalúrgica Tandil, tras 70 años de actividad. Lo particular de esta protesta es que, a diferencia de otras realizadas en la ciudad, contó con una masiva participación. Nuestro supuesto es que este apoyo social se dio por el lugar emblemático que ocupa esta fábrica en la memoria colectiva que conforma la identidad local, y por su evocación en un contexto de restauración neoliberal que terminó de desmantelar el sistema industrial local. Este estudio de caso cualitativo se realizó a partir de entrevistas a referentes sindicales locales y del análisis de fuentes periodísticas locales y nacionales.

Palabras clave: Memoria colectiva, Sociedad Salarial, Acción Colectiva, Industria metalúrgica, Tandil.

Collective memories that mobilize: reflections about the closure of Metalúrgica Tandil

Abstract: Our aim is to reflect on the political fertility of collective memory, understanding by this how shared imaginaries about the past can mobilize collective actions for its defense. We specifically refer to the memory of a past "wage society" and its impact on the protests carried out by workers against the advance of the neoliberal offensive, which makes precarious and dismantles the model of salaried, stable and protected employment. We carry out this analysis based on of the case study of the social mobilization that took place in Tandil in 2018 in response to the closure of the Metalúrgica Tandil factory, after 70 years of activity. The particular thing about this protest is that, unlike others carried out in the city, it had a massive participation. Our assumption is that this social support was given by the emblematic place of this factory in the collective memory that makes up the local identity, and by its evocation in a context of neoliberal restoration which ended up dismantling the local industrial system. This qualitative case study was carried out based on interviews with local union leaders and the analysis of local and national journalistic sources.

Keywords: Collective Memory, Wage Society, Collective Action, Metallurgical Industry, Tandil.

Introducción

Este artículo se propone reflexionar en torno a la potencialidad política que tiene la memoria colectiva para movilizar acciones colectivas. Nos referimos puntualmente a la memoria de una “sociedad salarial” pasada (Castel, 1997) alusiva al mundo del trabajo vigente entre 1945 y 1975, que se caracterizó por la consolidación de un modelo de empleo asalariado, con derechos laborales que aseguraban protección y estabilidad. Este modelo entró en crisis a mediados de los años 70, en el marco de la ofensiva neoliberal que se expresó en el mundo laboral a partir del avance y consolidación de la precarización laboral. Pero a pesar del avasallamiento material de la “sociedad salarial”, se observa su permanencia en términos simbólicos expresada bajo la forma de imaginarios sociales que evocan este pasado laboral.

En la sociología del trabajo, diferentes estudios académicos dan cuenta de la permanencia de la “sociedad salarial” en modelos institucionales como el sindical (en su sistema de representación y afiliación), ideales de buen empleo en trabajadores (ligados a la estabilidad y protección) y en el propio campo de la protesta popular ligado a demandas (contra la precarización laboral) y repertorios de acción colectiva tradicionales (como los paros y movilizaciones). Como si fuera un juego que disputa la linealidad del tiempo, el pasado laboral desintegrado materialmente perdura y organiza ideas y posicionamientos del presente.

Guiándonos por estas orientaciones teóricas sobre la memoria, la acción y la identidad colectiva, en el marco de nuestra investigación en curso sobre las particularidades del sindicalismo en Tandil como ciudad media, encontramos que no todas las protestas de trabajadores locales, realizadas ante la desintegración del modelo asalariado y el avance de la ofensiva precaria, tuvieron el mismo grado de apoyo y acompañamiento popular. Incluso, identificamos que los pocos reclamos que lograron convertirse en conflictos públicos no recurrieron a las movilizaciones sociales como repertorios de acción.

Al respecto, el MTEySS (2011) advierte que la densidad urbana incide en la cantidad y entidad de las acciones de protesta sindical, siendo más esporádicas y pequeñas en las ciudades medias como Tandil. En este contexto llamó nuestra atención, de forma particular, una protesta desarrollada en la ciudad por la gran participación popular que logró en la vía pública (alrededor de 5 mil personas) y la notoriedad mediática que conquistó (incluso en los medios nacionales). Se trata de la marcha realizada en repudio al cierre de Metalúrgica Tandil (MT) en 2018, luego de 70 años de actividad.

Nuestro supuesto es que el cierre de esta empresa, fundada en 1948, logró esta repercusión inusual a nivel local porque afectó un hilo sensible de la identidad comunitaria referida a su pasado como ciudad industrial, que tenía en ella a uno de sus emblemas. Además, dicha evocación afiló su potencialidad política en el marco de la restauración neoliberal, durante el periodo macrista (2015-2019), en donde se multiplicaron los cierres de empresas y negocios locales, contribuyendo como contexto a definir el cierre de MT como un hito de evocación y protesta colectiva.

Principios metodológicos

En este artículo buscamos reflexionar acerca de las formas en que la memoria colectiva de una “sociedad salarial” pasada incide en acciones de protesta del presente, a partir del estudio del caso de la movilización popular ante el cierre de Metalúrgica Tandil en 2018. Asumimos una perspectiva metodológica cualitativa (Vasilachis de Gialdino, 2008) para analizar en profundidad la trama de sentidos que atraviesan a los actores sociales involucrados y comprender sus prácticas de forma contextuada. En ese marco, realizamos entrevistas en profundidad a referentes sindicales de Tandil y relevamos fuentes periodísticas locales y nacionales.

El trabajo de campo cualitativo que nutre esta investigación se realizó en el marco del PICT 2020 715 titulado “Particularidades de la conflictividad laboral en ciudades medias. Un abordaje a partir del caso de la Mesa Intersindical de Tandil (MIT) (2016-2020)”. Durante el periodo 2022-2023, realizamos entrevistas en profundidad a referentes locales de sindicatos de diferentes sectores productivos (bancario, informático, docente, universitario, camioneros, transporte y seguridad) que integran la MIT. Además, relevamos fuentes periodísticas digitales locales (como los diarios El Eco de Tandil, La opinión de Tandil, ABCHoy, El Diario de Tandil y La Voz de Tandil, y los portales de noticias “Miradas del centro", "Noticias de acá” y “Tandil Diario”) y nacionales (como los diarios Clarín y La Nación, y los portales de noticias “Infobae”, “La Izquierda Diario”, “Infocielo” y “Letra P”), que hacían alusión al proceso de movilización por el cierre de MT en 2018.

Ese material empírico, de tipo discursivo, fue abordado a partir del análisis de contenido (Berelson, 1952), construyendo una estructura de codificación a la luz del marco teórico de nuestra investigación, el cual desarrollaremos en el próximo apartado.

La memoria colectiva en el mundo del trabajo

Memoria colectiva es un concepto transdisciplinar en las ciencias sociales, compartido por diferentes campos académicos como el de la sociología y la historia. Se atribuye a Halbwachs (2004) el haber acuñado el concepto a mediados del siglo XX, buscando resaltar la trama colectiva de los recuerdos sobre el pasado. Este autor define a la memoria colectiva como una reconstrucción del pasado vivido y experimentado por un grupo o sociedad. Baczko (1984) aporta el carácter construido de ese imaginario social sobre el pasado, señalando que es evocado y moldeado a la luz de las inquietudes del presente. Así, la memoria colectiva se diferencia de la historia por el carácter continuo con el pasado, ya que es desde el hoy ‒y sus preguntas‒ donde se reconstruye el ayer.

Respecto a los estudios que aplican el concepto de memoria colectiva, podemos encontrar en el campo de las ciencias sociales estudios vinculados a traumas colectivos como el Holocausto y las dictaduras cívico-militares en Latinoamérica (Arfuch, 2013). Otra vertiente ha sido la de vincular a la memoria colectiva con el proceso de conformación de las identidades colectivas de diferentes grupos sociales. En ese sentido, Jelin (2021) identifica a la memoria colectiva como un mecanismo de fortalecimiento del sentido de pertenencia al grupo social.

Al respecto, Halbwachs (2004) advierte acerca de la conexión intergeneracional que la memoria habilita dentro de una comunidad a partir de referencias al pasado en monumentos, hitos, fechas e historias compartidas que se trasmiten a través del tiempo, consolidando la identidad de grupos y comunidades. Esta perspectiva es reafirmada por Pollak (2006), quien da cuenta de que toda organización política construye la imagen de un pasado en el que se pone en juego la identidad compartida. “Es perfectamente posible que, por medio de la socialización política, o de la socialización histórica, ocurra un fenómeno de proyección o de identificación con determinado pasado, tan fuerte que podemos hablar de una memoria casi heredada” (Pollak, 2006, p. 34).

Pero a pesar de ello, la memoria colectiva siempre es un objeto de disputa. Al respecto, Baczko (1984) señala que esos relatos del pasado pueden volverse instrumento de dominación o de resistencias. Allí se inserta una concepción política de la memoria como referencia de acciones colectivas. El autor da cuenta de ello a partir del caso de Polonia en 1981, cuando en un proceso de huelgas de trabajadores movilizados bajo el nombre de “Solidaridad” se recuperó la experiencia de luchas pasadas y se reclamó la restitución de derechos laborales. Al respecto, diferencia los “momentos calientes” de los “fríos”, en relación a los tiempos presentes en que la evocación del pasado irrumpe con más o menos fuerza.

Fernández Labbé (2023) señala, para el caso de Chile, a la memoria colectiva sobre luchas políticas históricas (de resistencia a la dictadura) como referencia en las movilizaciones estudiantiles y de defensa territorial recientes. Dicha referencia opera como un repositorio de estrategias y repertorios de acción, pero también como fuente de patrimonio cultural e identidad reflejado en hitos, lugares, personajes, acontecimientos. “La memoria moviliza, actualiza recuerdos de lugares, personas y eventos del pasado, recuperando y recreando significados que generan emociones y también estrategias de acción” (2023, p. 80).

En los estudios de sociología del trabajo, la memoria colectiva ha sido abordada principalmente como fuente de tradiciones en identidades político-sindicales, por continuidad y por quiebre. Así, los estudios que observan la movilización política y social marcan una ruptura a fines de los años 90 y principios del 2000 respecto a las tradiciones político-sindicales construidas en el marco de la “sociedad salarial”, ante la emergencia de nuevos referenciales de identificación ligados al autonomismo (Svampa, 2011; Barattini, 2008). Aunque, durante el proceso de revitalización sindical kirchnerista, diferentes autores advierten una recuperación de tradiciones político-sindicales clásicas como la nacional-popular, la izquierda y el clasismo (Abal Medina, 2014; Adamini, 2015; Varela, 2015). Esto generó una disputa con un sentido académico, consolidado en los años 90 y principios del 2000, referido al quiebre intergeneracional en los referenciales identitarios juveniles, que mostraban a los jóvenes alejados de la política y el sindicalismo.

Por otro lado, y en diálogo con nuestro problema de investigación, algunos estudios marcan como el imaginario de una “sociedad salarial” pasada atraviesa las representaciones sociales de los trabajadores del presente (Retamozo, 2007; Cavarozzi, 1996; Garretón, 2002) cristalizando en su ideal de “buen empleo” (Longo et al., 2014; Jacinto et al., 2007) y en las demandas de sus luchas colectivas contra la precarización del trabajo (Ynoub, 2012). En relación con ello, otros estudios dan cuenta de cómo ese modelo laboral se mantiene vigente como fuente de organización institucional: en el caso del sindicalismo, construido en base a un ideal de trabajador asalariado (Battistini, 2010; Senén González et al., 2009; Alfie, 2010) a partir del cual se establece el sistema de cotización, afiliación y representación, dejando por fuera al conjunto de trabajadores precarios e independientes que desbordan esa categoría tradicional de empleo. E incluso, marcando que cuando este tipo de “nuevos trabajadores” buscan organizarse replican esas formas de organización sindical tradicionales (Barattini, 2009; Adamini, 2022).

Metalúrgica Tandil como símbolo local de una “sociedad salarial" pasada

Tandil es una ciudad media de 145 mil habitantes (INDEC, 2023), ubicada en el sudeste de la provincia de Buenos Aires. La historia productiva de esta ciudad, fundada en 1823, estuvo atravesada desde principios del siglo XX por la extracción picapedrera en las canteras del cordón serrano y, hacia mediados del siglo XX, por el desarrollo de la industria metalúrgica vinculada, en principio, al sector agrícola (con la producción de cocinas, estufas, molinos, chapas, repuestos para maquinarias). Esto dio lugar al desarrollo de una fisonomía urbana compuesta por pequeñas fábricas y talleres que se distribuían en el norte de la ciudad, rodeada de grandes entornos rurales donde se despliega la producción agrícola-ganadera.

Metalúrgica Tandil (MT) es una de las empresas metalúrgicas más significativas de la ciudad por su resonancia en el mercado automotriz nacional y por la cantidad de empleados que trabajaron en ella en sus 70 años de actividad (1948-2018). Fue fundada en 1948 como una pequeña fundidora de hierro ligada al sector agrícola y, posteriormente, se especializó en la producción de autopartes vinculadas a la industria automotriz. El contexto de fomento a la industria nacional durante el primer peronismo promovió el ascenso de la producción y venta en todo el territorio nacional. Al respecto, Santiago Selvetti, uno de sus socios fundadores, en una publicación realizada por el diario Clarín con motivo del 35º aniversario de la fábrica, declaró:

(…) entonces podía palparse una firme disposición general hacia la industrialización del país, posiblemente fruto de las necesidades sufridas durante la Segunda Guerra Mundial, momento en que la muy incipiente industria no pudo suplir el total de los insumos importados necesarios. La decisión de fabricar tractores y automóviles conformó una página de trascendencia para la industria nacional. En ese momento se rompe con el tabú del cual no han salido muchos países. Participamos en la fabricación del tractor Pampa y luego del auto Institec suministrando las piezas más complicadas como blocks de cilindros y tapas de cilindros, lo que nos convirtió en el país en los primeros fabricantes de este tipo de piezas. (Diario Clarín, 29 de noviembre de 1983)

Progresivamente, en el marco de las políticas desarrollistas de promoción a la industria nacional, MT siguió expandiéndose hasta que en los años 60 la adquirió Renault como socio mayoritario (con el 98 % de sus acciones), lo que implicó un salto en la complejidad y tamaño de la empresa. En su momento de auge llegó a ocupar casi dos mil trabajadores y dar trabajo a cientos de pequeños talleres de la ciudad, configurándose como una de las principales empleadoras locales. Como reflejo de esa significatividad laboral, el Municipio de Tandil, ante la inminencia de su cierre en 2018, sostuvo que “Metalúrgica Tandil es una parte fundamental de la historia de nuestra ciudad y generaciones de vecinos han trabajado en ella” (Solicitada del Municipio de Tandil a Renault, diario La Opinión de Tandil, 16 de octubre de 2018).

Esta idea fue reafirmada por otros actores sociales, como medios periodísticos locales:

Desde que se anunció el peligro de cierre, a varias generaciones de tandileras y tandileros les corrió un escalofrío a lo largo de la espalda. Y no es para menos. Rasqueteando en la historia familiar, es muy probable que se encuentre a algún tío, abuelo o prima que haya pasado, aunque sea alguna vez, por las instalaciones de Metalúrgica Tandil. (Portal de noticias Miradas del centro, 26 de octubre de 2018)

Así como también por el Colegio de Ingenieros de la Provincia de Buenos Aires, que en una carta abierta sostenía:

Tras aproximadamente 70 años de vigorosa actividad Renault Argentina dispuso el cierre definitivo de la empresa, emblema local y nacional de la industria metalúrgica de la fundición (…) Por la empresa pasaron más de 2.500 tandilenses y vecinos de la región, entre los cuales se destacan cientos de colegas ingenieros. Esta cifra indica que en promedio cada familia tuvo un integrante trabajando en la empresa. (Diario ABCHoy, 18 de noviembre de 2018)

El proceso de nacimiento, crecimiento y declive de MT refleja el propio devenir del sector metalúrgico, como símbolo del modelo de empleo de la “sociedad salarial” (Castel, 1997). Este sector tuvo su mayor crecimiento en la ciudad entre la década del 40 y 70. Al respecto, Dicósimo (2020) sostiene que la industria metalúrgica registró un aumento de la ocupación local del 166 % entre 1946 y 1974, de forma paralela al crecimiento poblacional. Posteriormente, y en consonancia con el inicio del cambio de la matriz productiva nacional a mediados de los años 70, se dio un proceso de desmantelamiento del sector industrial, que se profundizó en los años 90 y 2000 con el cierre de muchos de los talleres y fábricas locales.

Lan (1994) da cuenta del proceso de recesión industrial y sus implicancias en el empleo local mostrando cómo, mientras en 1974 la PEA industrial en Tandil era de 5.500 personas, en 1994 se redujo a 3.000. Este proceso de desindustrialización se profundizó con el correr de la década, e impactó hacia principios de los 2000 con una caída del 41 % de su personal ocupado en la ciudad, cuando “el cierre de firmas que no pueden hacer frente a la competencia externa (el caso de la industria) o la creciente concentración de la actividad de grandes empresas, como está ocurriendo en ciertos rubros de comercio y servicios” (Lan y Basconcelo, 1998, p. 171).

Durante este periodo, las industrias que como MT se mantuvieron abiertas lo hicieron a costa de un proceso de “racionalización” (flexibilización laboral) que implicó la reducción de personal y la tercerización de tareas. En un informe publicado por la UOM regional se expresaba que, “entre marzo de 1992 y junio de 1996, hubo una disminución del personal ocupado, donde se destacaron Metalúrgica Tandil y Ronicevi, siendo las responsables del 63,5 % y el 24 % de los cesanteados, respectivamente” (UOM,1996, p. 4). Muchos extrabajadores, ante la situación de desempleo, emprendieron sus propios talleres, algunos realizando tareas (de forma precaria) para las empresas donde antes eran empleados asalariados.

En el caso de MT el proceso de flexibilización laboral externa fue complementado con la aplicación de medidas de flexibilización interna, que incluían la racionalización del tiempo de trabajo a partir de nuevas formas de gestión de tareas. Una de ellas fue pasar de trabajar en líneas continuas de producción a células de trabajo, en donde se promovía la polivalencia del obrero (Marino, 2019). Muchas de estas nuevas medidas aplicadas a mediados de los años 90 se inspiraban en ideas europeas que Renault ya había aplicado en su planta de Córdoba. Estas gestiones eran comandadas por nuevo personal jerárquico de la empresa, oriundo de otras ciudades, que reemplazaron a los anteriores jefes y capataces locales.

El proceso de deterioro de las empresas metalúrgicas locales se profundizó ante la crisis internacional de 2008, en donde se produjo una merma de la demanda que retrotrajo la producción que se tradujo en suspensiones, despidos y reducción de salarios. En el caso de MT, y con el argumento de su baja rentabilidad y altos costos de producción, fue cerrada su planta de aluminio en 2011. Como reacción al progresivo proceso de abandono y desinversión, la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), a través de la Comisión Interna de MT, denunció en 2012 y 2013 “los problemas de insalubridad y falta de medidas de seguridad e higiene que presenta la empresa con los puestos de trabajo en condiciones deplorables, situaciones que perjudican y ponen en riesgo la salud y vida de los compañeros trabajadores” (Portal de Noticias Letra P, 28 de enero de 2014).

En 2014 ocurrió un accidente fatal en MT, en el que murieron tres operarios ante una explosión en un horno de fusión de hierro. Estos obreros estaban trabajando solos, ya que no había sido designado un reemplazo del supervisor encargado del turno de la madrugada. El accidente se produjo por la erupción del hierro que contenía el horno, mientras los trabajadores se encargaban de recargar material. En un primer momento, hubo un gran apoyo social y sindical a los familiares de las víctimas que buscaban que la empresa se responsabilice de lo sucedido. Esto se expresó en marchas de reclamo y placas conmemorativas. Al respecto, Sergio Bravo, trabajador y miembro de Comisión Interna de MT, sostuvo:

Lo que pasó era un cúmulo de cosas que veníamos denunciado. No son accidentes aislados, son accidentes que pasan porque la planta no está en condiciones. Dejaban a los chicos solos de noche, las condiciones de los hornos no eran los adecuadas. (El Diario de Tandil, 20 de agosto de 2015)

El caso fue perdiendo presencia progresivamente en la arena pública local y, finalmente, quedó cerrado como un “error humano”, según un fallo judicial promulgado en 2016 que desligó a la empresa de cualquier responsabilidad.

Un año después, en 2017, Renault “desvinculó” trabajadores de MT a partir de ofertas de retiros voluntarios, pagando indemnizaciones por encima de lo que prescribía la ley. A partir de entonces quedaron solo 100 trabajadores activos en MT. Si bien el sindicato de la UOM se mostró en estado de alerta y organizó una movilización al municipio reclamando su apoyo, el final de la empresa parecía acercarse de forma inevitable. Unos meses después, en septiembre de 2018, suspendieron a todos sus operarios ante la pérdida de su único cliente (Scania, fabricante de camiones), y a los pocos días se los despidió. Como argumento del cierre, la empresa sostuvo que MT ya no era rentable “porque muchas piezas ya no se usan” (en alusión al reemplazo de hierro por otros materiales más livianos como aluminio) y "generaba grandes pérdidas económicas” (diario La Nación, 13 de octubre de 2018).

Se cerraba así la fábrica Metalúrgica Tandil tras 70 años de actividad, luego de un proceso de desmantelamiento y vaciamiento que había comenzado muchos años antes. Los medios periodísticos se hicieron eco inmediato de la significatividad de este cierre para la ciudad. “Dolor en Tandil: finalmente cerró la Metalúrgica y dejó cien trabajadores en la calle”, titulaba el Portal de noticias Infocielo (10 de octubre de 2018). Mientras que el diario local El Eco de Tandil concluía: “se terminó oficialmente una etapa en la ciudad caracterizada por la industria metalúrgica. Su empresa emblemática, Metalúrgica Tandil, la que supo ser puntal de la región, no abrirá más sus puertas” (diario El Eco de Tandil, 13 de noviembre de 2018).

Movilización social ante el cierre de Metalúrgica Tandil (2018)

De forma paralela al proceso de desmantelamiento que atravesó MT en sus últimos años, sus trabajadores fueron desplegando diferentes estrategias de resistencia. Dimos cuenta en el apartado anterior de las denuncias públicas realizadas por el sindicato sobre el proceso de deterioro de las condiciones ambientales de trabajo en MT (durante 2012-2013 y cuando aconteció el accidente que causó la muerte de tres obreros en 2014) y de la movilización al municipio en 2017 por el despido encubierto (bajo la forma de retiros voluntarios) de trabajadores de la fábrica. Y si bien esas acciones sindicales contaron con visibilidad pública y mediática, ninguna logró tanto apoyo social como la marcha realizada el 16 de octubre de 2018, luego de conocerse el cierre definitivo de la fábrica.

Esta marcha fue organizada en el marco de una asamblea en la que participaron todos los trabajadores recientemente despedidos, y en la cual también se decidió tomar de forma pacífica la fábrica por tiempo indeterminado. Era la primera vez en la historia de MT en que era ocupada como forma de protesta.

Con esta medida esperamos una respuesta de Renault, el apoyo de los políticos locales y el de la ciudadanía toda ya que Metalúrgica siempre fue un emblema de alta calidad de fundición de nuestra ciudad y motivo de orgullo de muchos de los trabajadores que pasaron por esta empresa. (Portal de noticias La izquierda diario, 13 de octubre de 2018)

La fábrica, ubicada en el norte de la ciudad, en un barrio de obreros, talleres y metalúrgicas, cambió su fisonomía tradicional por esos días. Y el correr cotidiano de obreros con overoles azules junto al alboroto de autos, motos y bicicletas en los cambios de turnos se reemplazó por el silencio del pesar de grupos de obreros, acompañados por sus familias, parados en la vereda de la fábrica. Algunos charlaban entre ellos, otros escribían y pegaban carteles en las paredes que decían: “Renault. No al despido de 160 operarios”, “Renault hacete cargo”, “No al vaciamiento”. Detrás de ellos, un graffiti recién pintado en el portón de entrada de la fábrica anunciaba, en letras mayúsculas de color azul: “EMPRESA TOMADA”.

La noticia del cierre de Metalúrgica Tandil generó una repercusión social inmediata en la ciudad, y muchos vecinos se acercaron a acompañar el acampe en la vereda de la fábrica. También los medios nacionales comenzaron a comunicar lo que estaba sucediendo en la ciudad: “Renault cierra una autopartista en Tandil y despide a 100 empleados”, titulaba el diario Clarín el 12 de octubre de 2018; “Renault cierra una tradicional metalúrgica en Tandil” (Portal de noticias Infobae, 11 de octubre de 2018); “Cerró una autopartista del grupo Renault” (diario La Nación, 13 de octubre de 2018). Que este hecho local haya logrado superar el tamiz de la Agenda Setting de los medios periodísticos nacionales da cuenta de su significatividad. Resulta poco habitual que esto suceda, dado el carácter eminentemente urbano de los grandes medios nacionales, que asumen poco federalismo en la construcción de la agencia de noticias (Ford, 1987).

La marcha en defensa de Metalúrgica Tandil fue organizada para concretarse el martes 16 de octubre de 2018. Su recorrido sería desde la fábrica hasta el palacio municipal, ubicado a 20 cuadras, en el centro de la ciudad. Sus consignan eran “Yo marcho por Metalúrgica”, “Estamos en lucha” y “Es mentira que Metalúrgica Tandil es inviable”. En los días previos, la marcha fue anunciada desde carteles colgados en la fábrica, y su convocatoria fue compartida de forma virtual por medios locales y redes sociales de diferentes instituciones políticas, sindicales y educativas, que manifestaban así su apoyo a la causa. Para el día 16, toda la ciudad estaba al tanto de que se realizaría la marcha al atardecer.

Si bien, como menciona el informe de MTEySS (2011), los principales conflictos laborales tienden a desarrollarse en las grandes ciudades ‒por la mayor concentración de empresas y trabajadores‒ Tandil es una ciudad media reconocida por su historia sindical. Al respecto, se destaca el activismo en el sector canterista (Barandiarán, 2023; Spinelli y Zeberio,1983; Nario, 1997) a principios del siglo XX ‒en donde se llevó cabo la primera huelga grande del país en 1908‒, y en el sector industrial y ferroviario (Dicósimo, 2016; Mengascini, 2011), hacia mediados del siglo XX. Y MT es una fábrica con tradición de lucha en la ciudad. Al respecto, Dicósimo (2016) ha descripto el proceso de resistencia desarrollado por sus trabajadores en el periodo de la última dictadura cívico-militar, a partir de diferentes prácticas de sabotaje e indisciplina en el lugar de trabajo. Así como también conflictos abiertos como la oposición de la Comisión Interna a los planes de primas a la productividad en 1959 y 1960, las movilizaciones en días previos al golpe de Estado de 1976, el paro de los noyeros contra la eliminación de la jornada reducida por insalubridad en 1978, y el conflicto de 1980 contra la extensión de la jornada laboral (que duró dos meses).

La marcha en defensa de Metalúrgica Tandil ‒también conocida como “Tandil Marcha”‒ se desarrolló en el atardecer del 16 de octubre, cubriendo las 20 cuadras que hay desde la fábrica hasta la municipalidad, ubicada en el centro de la ciudad, frente a la plaza central. En el trayecto, la movilización se detuvo en las puertas cerradas de la concesionaria local de Renault, que contaba con un fuerte operativo policial de custodia. Allí, el delegado local de la UOM habló para la multitud detenida con un megáfono:

Se llevaron todos los autos. Nosotros no veníamos a romper nada. Solo veníamos a decirles que todos los componentes de esos autos los hacemos nosotros (…) Hemos tenido un comportamiento leal. Jamás le diría a un compañero de romper algo. Solo venimos a decirle a la ciudadanía y al intendente que todos los componentes que vende esta firma los hacemos nosotros. (Portal de noticias La Política Online, 18 de octubre de 2018)

La mayoría de las movilizaciones sociales y marchas de protesta en Tandil se realizan en la zona céntrica, en las cuadras aledañas a la plaza central, alrededor de las calles Rodríguez y 9 de Julio. Por eso, resultaba en gran parte inédito que el recorrido de la marcha se iniciara en la fábrica, ubicada en el barrio metalúrgico, y atravesara parte de la ciudad para llegar al tradicional lugar de concentración del resto de las movilizaciones. A pesar de la extensión del recorrido, la marcha contó con una significativa concurrencia, y fue sumando nuevos participantes en su desarrollo. Además, en las esquinas céntricas, algunas personas se acercaban a aplaudirla. Se estima, según los medios locales, que participaron entre 3 mil y 5 mil personas.

La marcha fue encabezada por la UOM, detrás de la cual se ubicaron trabajadores de la fábrica acompañados por sus familias, la Mesa Intersindical de Tandil, representantes de los sindicatos locales con sus banderas, referentes políticos de la oposición y oficialismo, agrupaciones estudiantiles y otras organizaciones de la sociedad civil. Los medios de prensa destacaron la cantidad de participantes independientes: “la marcha cosechó gran cantidad de adhesiones de los vecinos” (diario El Eco de Tandil, 17 de octubre de 2018); “estaban todas las organizaciones sindicales de la ciudad y gran cantidad de vecinos y vecinas que se fueron sumando espontáneamente” (diario La Voz de Tandil, 16 de octubre de 2018).

Algunos de los carteles que se veían en la marcha decían: “Vamos 160 familias en este barco, ayúdenos, tienen ustedes los salvavidas”, “Renault trae piezas”, “Lunghi respaldanos a que no cierre Metalúrgica Tandil”, “Macri en tu ciudad están cerrando las empresas”, “Tandil sin trabajo Tandil sin futuro”, “Lunghi más industrias, menos boulevares”, “Metalúrgica es Tandil”. Ese día también aparecieron nuevos graffitis en las paredes de la fábrica que reflejaban, por un lado, la asunción del cierre y, por el otro, una mayor tenacidad en el reclamo. Estos decían: “Macri en tu ciudad 160 despidos. Hacete cargo” y “Renault, cómplice de este cierre fraudulento y premeditado”. Se identificaba así la responsabilidad, además de Renault como empresa, del Estado nacional y municipal.

La llegada al Palacio Municipal se dio al anochecer, donde fueron recibidos por el intendente Miguel Lunghi (de origen radical) ‒acompañado por el jefe de Gabinete y el presidente del Concejo Deliberante local‒, a quien le entregaron un petitorio para que intervenga en el conflicto. El delegado de la UOM Romano quedó frente a frente con el intendente, y ante el silencio de la multitud que lo escuchaba atenta, le dijo:

Señor intendente estamos muy preocupados por la situación que estamos viviendo. Nunca jamás pensamos llegar a esto (…) Nosotros necesitamos mucho de usted, muchísimo. Y es más, le he pedido a todos los compañeros que nosotros a usted lo teníamos que proteger, porque está en usted defender nuestra empresa. Por eso le quiero entregar un petitorio, que se ponga al frente, que no haga como ha hecho en 2013 y 2014, que hizo oídos sordos. Se lo estoy diciendo de frente, lo estoy mirando. Nosotros queremos proteger esta industria. (Video publicado por el Portal Noticias de acá, 31 de enero de 2019)

El intendente Lunghi le respondió “cuenten conmigo” (diario ABCHoy, 16 de octubre de 2018), posteriormente ratificó su apoyo y se comprometió a la creación de una mesa de diálogo para evaluar las alternativas que permitan "levantar esta industria que es emblema de Tandil” (Portal de noticias La Política online, 18 de octubre de 2018).

Resulta llamativo el rol atribuido al municipio en la movilización, que osciló en su identificación como amigo-enemigo. Por un lado, en momentos previos a la marcha y durante su desarrollo, se reiteraron mensajes de responsabilización al municipio respecto al cierre de MT por su indiferencia durante el proceso de desmantelamiento de la fábrica y su ausencia en el momento final del cierre. Pero por el otro, se lo identificó también como un aliado estratégico para lograr la intervención y negociación necesaria con la empresa y el Estado Nacional para evitar el cierre. El intendente se hizo eco de esa atribución, posicionándose públicamente como parte del “nosotros” comunitario que reclamaba contra el cierre de la fábrica, lo cual fue reforzado a través de una solicitada difundida en los medios locales en donde le pedía a la empresa Renault la revisión de la medida adoptada.

La movilización terminó al anochecer con el canto colectivo del himno nacional y la lectura del petitorio entregado al municipio en donde la UOM local reclamaba

que el Municipio tome los recaudos y medidas urbanísticas necesarias, vía Concejo Deliberante, para evitar que el predio de Metalúrgica Tandil se convierta en un negocio inmobiliario; motorizar acciones concretas para desarrollar, a través de inversiones, el sector metalúrgico, el cual lideró años atrás, el proceso de crecimiento económico de la ciudad y que es orgullo para todos los tandilenses. (Diario La Voz de Tandil, 16 de octubre de 2018)

Posteriormente, Abel Forlán, referente nacional de la UOM, en su discurso público re-ubicó la responsabilidad estatal en otros actores políticos de mayor envergadura, solicitando

que intervenga la gobernadora Vidal, porque Tandil está dentro de la provincia de Buenos Aires, así que debe hacerse cargo de esto; y también a la nación, porque Metalúrgica Tandil, vio nacer al Presidente Macri, que también tiene que hacerse cargo de esta situación. (Diario La Voz de Tandil, 16 de octubre de 2018)

Después de la marcha, los medios gráficos dieron cuenta de la alta participación social: “Masiva marcha para que Lunghi intervenga ante el cierre de Metalúrgica Tandil. Fue una movilización inusual en ese distrito. El intendente se comprometió a acompañar el proceso” (Portal de noticias La Política online, 18 de octubre de 2018); “Metalúrgica Tandil. Más de 3000 personas reclamaron tras el cierre de la emblemática empresa tandilense” (diario El Eco de Tandil, 16 de octubre de 2018); “Multitudinaria marcha en defensa de los puestos de trabajo de Metalúrgica Tandil” (Diario ABCHoy, 16 de octubre de 2018); “Tandil: masiva marcha contra el cierre de la histórica Metalúrgica” (Portal de Noticias de Necochea, 17 de octubre de 2018); “Impactante movilización por Metalúrgica Tandil” (Portal Tandil Diario, 17 de octubre de 2018); “Masiva movilización en defensa de la continuidad de Metalúrgica Tandil” (diario La Voz de Tandil, 16 de octubre de 2018).

Por otro lado, en entrevistas realizadas a referentes sindicales locales, durante el periodo 2022-23, hubo consenso en identificar a la marcha del 16 de octubre de 2018 como una de las más significativas en la historia reciente de la ciudad, por la cantidad de participantes y la repercusión social que logró en la escena local y nacional:

Metalúrgica Tandil creo que es “la movilización” y no sé si hubo una igual en Tandil. Creo que fue la más impresionante incluso simbólicamente, más allá de la cantidad de personas que participamos, me parece que fue sumamente importante porque justamente era la defensa de algo tan constitutivo de esta ciudad y que lamentablemente ya no lo tenemos. Porque también lo que cambió evidentemente fue la política de la ciudad y va a costar mucho, Tandil no va a volver a ser eso, no lo creo. Esa raíz productiva que tenía Tandil y demás ya no existe por las políticas que se vienen llevando al cabo desde hace muchísimos años desde lo local. (Entrevista realizada a referente sindical de docentes universitarios, regional Tandil, 2023)

Nos empezamos a reunir [como Mesa Intersindical de Tandil] en 2016 y a prepararnos para darle batalla a todo lo que viniera…lo primero fueron los despidos, la cantidad de miles del sector estatal y empezamos a salir…el sector privado empezaron a cerrar negocios (…) Lamentablemente también acompañamos el entierro de empresas como Metalúrgica Tandil, hicimos la marcha más grande que se vio acá, del 2018. (Entrevista realizada a referente sindical de sindicato ligado a control, admisión y permanencia, regional Tandil, 2023)

Mira, los conflictos significativos que todo el mundo comenta y que marcaron, en lo que a mí me tocó vivir, fue con Metalúrgica Tandil, la marcha que se movilizó junto con organizaciones sociales. Se metió más de 5000 trabajadores, justo en la época en la que el presidente era Macri. (Entrevista realizada a referente sindical de sindicato de camioneros, regional Tandil, 2023)

Tuvimos una gran pérdida como fue Metalúrgica Tandil, eso fue triste por las 130 familias que quedan sin posibilidad de recursos económicos para sustentar sus hogares, porque perdemos la insignia de la metalmecánica en Tandil como era Metalúrgica Tandil...yo el otro día me moría cuando el intendente Lunghi ‒de quien soy opositor pero lo respeto‒ dice "Selvetti desde el cielo nos está mirando" y yo pensaba "Selvetti desde el cielo te está puteando". Entonces eso fue muy difícil, la cosa más triste fueron los despidos. (Entrevista realizada a referente sindical de Asociación Bancaria, regional Tandil, 2023)

Reflexiones finales: Metalúrgica ¿es (o era) Tandil?

En los días previos a la masiva marcha del 16 de octubre de 2018, con la confirmación del cierre de la fábrica por parte de Renault, comenzó a aparecer en carteles y remeras de trabajadores y familiares una consigna que anunciaba “Metalúrgica es Tandil”. Se resume en ese anuncio una idea que estuvo latente durante todo el proceso de conmoción, primero, y movilización social, después, a partir de la noticia del cierre de Metalúrgica Tandil en la comunidad local. Hay en ella un mensaje compartido de que con el cierre de esta fábrica se cerraba para “todos” ‒y no solo para sus cien trabajadores‒ algo más que un espacio de trabajo.

¿Qué es lo que tuvo el cierre de MT que no tuvieron los cierres de otras empresas en la ciudad? ¿Por qué provocó tanto apoyo social? ¿Cómo se logró que ese apoyo se cristalice en miles de tandilenses marchando por su defensa ‒en una ciudad donde las marchas no son frecuentes y menos multitudinarias‒? ¿Qué provocó que el cierre de MT fuera noticia en diarios nacionales? ¿Cómo fue posible entonces que a pesar del apoyo político, sindical, social y mediático no haya sido posible revertirlo? ¿Por qué aún hoy se la sigue recordando como una de la marchas más importantes de la historia de Tandil? ¿Fue la marcha más importante? ¿Por qué se la recuerda así?

Detrás de estas preguntas hay un supuesto: el cierre de Metalúrgica Tandil provocó un nivel inusual de apoyo social por el lugar emblemático que la empresa ocupa en la identidad local. Resulta un referencial significativo en la identificación compartida como comunidad en la cual el mundo del trabajo industrial resulta uno de sus nodos de pertenencia. Y como toda identidad colectiva se construye en base a una historia común, el esplendor del nacimiento y consolidación de la industria metalúrgica en Tandil, entre los años 40 y 70, resulta un referencial simbólico en la identidad local. En ese contexto histórico de vigencia del modelo de “sociedad salarial”, el empleo estable, seguro y protegido que ofrecía MT constituía la forma de reproducción económica de la existencia de miles de tandilenses, así como el canal de acceso al sistema de seguridad social personal y familiar. Pero también constituía un espacio de integración y reconocimiento social, de desarrollo de amistades y redes de pertenencia, así como de organización colectiva, en términos sindicales y políticos.

Toda esa trama que conforma el mundo del trabajo es la que se desarma ante su desaparición: el cierre de la fábrica constituye “algo más” que la falta de empleo y de ingresos. Cuando ese desarme se da de forma paralela en la vida de cientos de familias a la vez, como pasó en MT, la ausencia y la desintegración que ello provoca en los nuevos desocupados se resalta aún más. Pero, como dijimos anteriormente, la conmoción social que provocó el cierre de MT excedió al hecho de que cientos de tandilenses se quedaran sin empleo. Hubo “algo más” que la comunidad proyectó en ese cierre y que provocó tanta empatía social.

Ese “algo más" alude al lugar emblemático que ocupa MT como símbolo del pasado de orgullo industrial que estaba en proceso de desintegración en la ciudad desde hacía décadas y que con su cierre confirmaba el fin de esa etapa para “todos”. Ese lugar central de MT en la identidad local no está construido en base a una historia general y lejana, sino que esta fábrica tiene la particularidad ‒por su incidencia en el mercado de trabajo local desde 1948 hasta 2018‒ de haber atravesado materialmente la vida de miles de tandilenses. En los momentos posteriores al cierre, muchos medios locales reflejaban el hecho de que la mayoría de los tandilenses conocían a alguien cercano que había trabajado en ella. Esta trama afectiva otorgaba potencia a ese recuerdo comunitario, reafirmando el “nosotros” construido para su defensa.

Por otro lado, los estudios de memoria colectiva refieren al presente de evocación como un contexto particular sobre el cual se construye el recuerdo. Incluso se advierte que la memoria colectiva habla más de ese presente desde el que se recuerda que del pasado recordado. Porque es a la luz de las necesidades y preguntas del hoy que se evoca esa fracción del ayer. En el caso de la movilización por el cierre de MT en 2018, su presente estaba atravesado por la restauración neoliberal encabezada por el gobierno de Mauricio Macri que había llegado al poder en 2015, y que implicó la implantación de un modelo de valorización financiera.

Diferentes estudios académicos (Reartes y Pérez, 2018;García Zanotti et al., 2020) dan cuenta de cómo la instauración de este modelo productivo durante el gobierno macrista tuvo profundas consecuencias retroactivas en el mercado de trabajo, evidenciadas en el cierre de medianas y pequeñas empresas y el incremento de la tasa de desempleo. En Tandil, si bien no hay estadísticas locales que permitan observar el desenvolvimiento del mercado de trabajo en esos años, diferentes fuentes periodísticas de la época aluden al constante cierre de negocios en el centro de la ciudad, así como de empresas y fábricas con muchos empleados como CINPAL (2016), Musimundo (2018) y Loimar (2020).

En ese marco de retracción del modelo de valorización productiva es cuando se produce el cierre de MT. Este se da en un proceso tangible socialmente en la ciudad, en la que cientos de negocios cerraban y surgían nuevos desocupados. Esa acumulación de malestar social tiene en el cierre de MT la consagración de su rechazo, provocando las condiciones más claras para la evocación de un pasado laboral mejor. Un pasado evocado que, si bien tiene en el mundo del trabajo a su nodo central de referencia, excede lo laboral y habla también de un momento histórico personal y comunitario de mayor plenitud, de una vida más ordenada, de tiempos sociales compartidos, de momentos en donde se proyectaban mañanas mejores.

Es la evocación de ese “tiempo pasado mejor” desde el presente de una ciudad atravesada por la crisis económica y laboral el que crea las condiciones para que la memoria colectiva movilice. El cierre de MT se convierte así en un catalizador de un dolor comunitario respecto al fin de uno de los referenciales que conformaban su identidad colectiva, afilado por la trama afectiva que asumió en su vida personal y familiar. Se vuelve así un motivo legítimo socialmente para marchar en una ciudad donde son pocos (y pocas veces) los que marchan. La movilización social se despolitiza porque es una movilización de “todos", en donde participan y apoyan políticos oficialistas y de oposición, sindicatos, pero también estudiantes, familias, e integrantes de organizaciones civiles locales.

En esa marcha se construye un carácter ampliado del “nosotros” (incorporando al propio municipio como socio estratégico del reclamo), y se ubica el “ellos” y objeto del reclamo cada vez más lejos de la ciudad: en la empresa Renault como multinacional y en sus (desconocidos) empresarios que deciden el destino de la filial de Tandil desde el escritorio de alguna metrópoli. También se atribuye la “otredad” y responsabilidad en el Estado Nacional y en la figura de Macri como presidente, por no acompañar el reclamo de una empresa emblemática de la ciudad que lo vio nacer.

En algunas de las entrevistas realizadas a referentes sindicales locales apareció reiterada una idea que aludía a la representación de esa larga caravana de miles de personas que marcharon ese 16 de octubre de 2018 en silencio como la de una caminata que acompañaba al féretro en un entierro. Podemos pensar a partir de ello que la marcha en defensa de MT buscaba también tramitar colectivamente el duelo por el cierre de una etapa de la ciudad. Puede que no sean excluyentes ambos sentires colectivos, y en esa movilización extraordinaria los tandilenses atravesaron también la ambivalencia entre la resistencia hacia el fin de una etapa y el duelo colectivo por saberla finalizada, pero a pesar de ello marchar. Porque la identidad colectiva no se alimenta solo de realidades materiales, sino también y fundamentalmente de aquellas tramas simbólicas que quizás encontraron en esa marcha un nuevo referencial como hito que alimente y solidifique la identidad local.

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Recepción: 01 diciembre 2023

Aprobación: 01 septiembre 2024

Publicación: 01 febrero 2025



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